URGENT

¿Cuál es la razón de la ofensiva de los Estados Unidos contra China?

Caricatura de Craig Stephens en el South China Morning Post: a la izquierda, el chino Xi Jinping, a la derecha, Joe Biden… y la sombra de Trump.

A continuación, reproducimos un artículo publicado en La Tribune des travailleurs, periódico del Partido Obrero Independiente Democrático en Francia dedicado a responder a la pregunta “¿Cuál es la razón de la ofensiva de los Estados Unidos contra China?” 

¿Qué es lo que Biden quiere? 

El 21 de septiembre, en las Naciones Unidas, Biden declaró con vehemencia que no quería una « nueva Guerra Fría », que Estados Unidos « no está en conflicto » con China, sino solamente « en vigorosa competencia ». 

Pero una semana antes de este discurso, Biden anunció la formación de una nueva alianza militar estadounidense-británica-australiana contra China, Aukus (acrónimo de Australia-Reino UnidoEstados Unidos en inglés -ndlt). En esta ocasión, el gobierno australiano abandonó su pedido de submarinos franceses en favor de submarinos estadounidenses de propulsión nuclear, lo que permitió un rápido ataque militar de Australia contra la costa china. Es un hecho: « Más que nunca, la confrontación con China es la principal prioridad internacional de Joe Biden. Y el presidente de los EE.UU. está planeando fríamente su curso, incluso si eso significa causar daños colaterales entre sus aliados » (Agencia FrancePresse, 21 de septiembre). El Instituto del Consejo Atlántico (citado por la AFP) dice que la política de Biden, es « una forma de continuidad » con la política de Trump y su lema « América primero », tanto en el fondo como « en el método más bien unilateral », en el que « Europa pasa a un segundo plano ». Es con la misma lógica de enfoque contra China que la administración estadounidense entregó Afganistán a los talibanes, tras veinte años de ocupación. 

¿Quién necesita esta marcha a la guerra? 

Ante la crisis del sistema de propiedad privada de los medios de producción, los capitalistas – empezando por los más poderosos del mundo: los de Estados Unidos – necesitan restablecer sus márgenes de beneficio. Como el mercado está saturado desde hace mucho tiempo, sólo hay una manera de hacerlo: atacar a los trabajadores, a todas sus conquistas, y derribar todos los obstáculos al saqueo. 

Pero, el mercado chino, en gran medida se escapa a este pillaje, a pesar de décadas de políticas de « apertura al capitalismo » aplicadas por la burocracia. Los capitalistas lo dicen muy claramente: « La crisis de Covid, procedente de China, ha cambiado la percepción de este país, considerado opaco por los inversionistas internacionales (…). Sea cual sea el interés de las empresas privadas en el enorme mercado chino, sigue siendo un hecho que este mercado nunca se parecerá a un mercado occidental clásico » (Capital, 28 de agosto). Y Capital continúa diciendo que el gobierno chino no « encaja en el marco de lo que se suele entender por economía libre (…). El mundo ha descubierto que, en China, lejos del sueño empresarial, las fortunas y las carreras son hechas y deshechas por tecnócratas del partido. Nadie debería hacerse tan rico y poderoso como para oponerse al statu quo actual”. Hoy, la profunda crisis del sistema capitalista exige que salten por los aires todos los obstáculos al saqueo imperialista de China. 

¿Cuál es la reacción del gobierno chino? 

Ante esta ofensiva, el gobierno chino busca aliados. El 17 de septiembre, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que China pilota con la Rusia de Putin, integró a Irán en sus filas. Pero esta estructura, que se supone que sirve de contrapeso a la política estadounidense, tiene sus límites: incluye a algunas de las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central, pero también a India y Pakistán, cuyos gobiernos, aunque opuestos entre sí, son fieles aliados de los Estados Unidos. 

En el plano interno, Xi Jinping, secretario general del Partido Comunista, lanzó en agosto la llamada política de « prosperidad común ». El proyecto de plan quinquenal presentado el 27 de agosto « refleja una preocupación mucho mayor respecto de la situación del empleo en China que en el plan precedente » (Trivium, 30 de agosto). El objetivo es « reforzar las urgentes respuestas a los riesgos de desempleo a gran escala »

Ante estos riesgos, y ante la amenaza estadounidense, el gobierno chino ha tomado medidas coercitivas contra algunos multimillonarios: el jefe de la empresa Alibaba, el de Didi (el Uber chino), los de algunas plataformas de reparto de comidas y otros. Por otro lado, el gobierno ha prohibido el lucrativo sector de cursos privados, requisando a miles de escuelas privadas. 

¿Y los trabajadores chinos? 

Las medidas del gobierno chino contra unos pocos multimillonarios no son, por su parte, un « deseo de volver al socialismo », como se preocupa la BBC (23 de septiembre). Porque el socialismo tiene son los trabajadores. Pero en China, los trabajadores no tienen voz ni derecho a organizarse libremente, ni sindicalmente ni políticamente. 

El mismo régimen chino que toma medidas contra unos cuantos multimillonarios, mete en la cárcel a los repartidores (y otras categorías de trabajadores) que se organizan y hacen huelga por sus reivindicaciones. El sitio web Sinocism (2 de septiembre) resume: « Por un lado, se reprime a las empresas que explotan a los trabajadores; por otro, se detiene a las personas que ayudan a los trabajadores. Por lo cual sólo se permiten cambios aprobados y dirigidos por el Partido… ». 

En Hong Kong, el régimen chino acaba de obligar a la central sindical independiente HKCTU a autodisolverse. Sin embargo, representaba a un centenar de sindicatos que organizaban a 145 000 trabajadores. Por supuesto, para justificar su represión, el gobierno chino acusa a la HKCTU de estar « financiada por el extranjero », es decir, por los Estados Unidos. 

¿Quién puede defender a China? 

Cuando Biden, siguiendo a Trump y en nombre de Wall Street, centra todos sus esfuerzos contra China, ¿a quién tiene en la mira? Su objetivo son los trabajadores chinos y las conquistas logradas por la revolución de 1949, incluida la propiedad del Estado de la economía. Por lo tanto, reprimir las huelgas de los trabajadores y los sindicatos independientes, como lo hace la burocracia, sólo China frente a la ofensiva estadounidense. 

Por el contrario, los trabajadores del mundo deben estar con sus hermanos chinos, con las huelgas de trabajadores, con el HKCTU y con los sindicatos clandestinos independientes de la China continental. Defender a la clase obrera china, ayudarla a conquistar su derecho a formar sus propias organizaciones, es la mejor manera de oponerse a las amenazas de guerra de Biden contra China.

Dominique Ferré