BÉLGICA – El 13 de febrero, 100000 trabajadores se manifestaron en Bruselas.
El jueves 13 de febrero, respondiendo al llamamiento del frente común sindical (el cual reagrupa a la Federación general de los trabajadores de Bélgica FGTB y a los sindicatos cristianos CSC y liberales CGSLB), 100 000 trabajadores en huelga se manifestaron en Bruselas.
Unida del norte al sur (del habla neerlandesa a la francófona), pasando por Bruselas, bajo la bandera de sus sindicatos, la clase obrera ha hecho una demostración de fuerza contra el nuevo gobierno.
Después de meses de discusiones, Bart de Wever formó una coalición gubernamental llamada “Arizona” (1). Miembro del partido “nacionalista flamenco”, N-VA, y después de haber prestado juramento al rey, el nuevo Primer ministro asistió a la cumbre europea del 3 de febrero donde reivindicó ser un “atlantista” (partidario de la OTAN) y se comprometió, tal como Trump lo había exigido, a aumentar los gastos militares.
Además, el programa de Arizona también es la limitación a no más de dos años de las prestaciones al desempleo, la supresión de la prohibición del trabajo en domingo, la disminución del periodo de baja laboral por razones médicas para las enfermedades de larga duración, el alejamiento (de 65 a 67 años) de la edad de jubilación con tasa completa, con una penalización particular para las mujeres -más numerosas a ocupar tiempos parciales-, restricciones al derecho de asilo, duplicación del número de plazas en “centros cerrados” para los trabajadores inmigrados en vísperas de expulsión y miles de millones de recortes presupuestarios, en particular en la salud, y en los “máximos de ayudas sociales”.
Por eso son numerosos los sindicalistas y socialistas que condenan la participación del Partido socialista de habla neerlandesa Vooruit (2) en ese gobierno. Bert Engelaar, nuevo dirigente de la FGTB se había dirigido públicamente a los dirigentes del Vooruit: “Amigos de la socialdemocracia, o lo que queda de ella (…), ¿verdaderamente quieren subir a un gobierno en el que no solamente se retoma el discurso de la extrema derecha, sino que se traduce igualmente en política?”
Los trabajadores demostraron el 13 de febrero que estaban listos para enfrentar y echar fuera a este gobierno.
(1) Porque los colores de los partidos de la coalición (azul y naranja para los partidos de derecha MR, CD&V y Les Engagés, amarillo para el N-VA y rojo para el Vooruit) se parecen a la bandera de Arizona.
(2) Adaptándose a la dislocación del país sobre bases lingüísticas, el partido socialista belga se dividió en dos: PS francófono y Vooruit de habla neerlandesa.
Palabras de huelguistas
Laetitia, 42 años, trabaja en la gran distribución: “Para empezar, a tiempo parcial, pues no había otra elección. Los primeros cinco años de mi carrera han sido tiempo parcial no consentido” Los proyectos del gobierno, que exigen un mínimo de días trabajados para una pensión con tasa completa, y que limitan a dos años las prestaciones al desempleo, la inquietan: “Fui mamá soltera durante mucho tiempo, por lo que solicité una licencia parental. Ahora tengo más de 40 años en un sector en el que las reestructuraciones no son raras, y me digo que, si me quedo sin trabajo mañana, tendré mayores dificultades que alguien que tiene 25 años para encontrar un empleo”. En cuanto al trabajo en domingo, ella se interroga: “Hoy en día, cuando trabajo el domingo, se me paga el doble. ¿Pero será así mañana?”
Anne Christine, de 47 años, es una empleada doméstica en cheques-servicio desde hace doce años. “Tengo un contrato de 13 horas a la semana, por lo que trabajo un mínimo de 13 horas, a veces con horas extras, cuando es posible”. Las “reformas” de De Weber no la tranquilizan: “Tendré que trabajar más para ganar menos”. Se pregunta en qué estado de salud terminará su carrera, teniendo ya dos interrupciones de trabajo de más de tres meses por problemas musculoesqueléticos… “Luego uno vuelve a comenzar, y cuando acaba de doler por un lado, ¡entonces comienza por otro lado!”
Carine, 60 años, obstetra desde hace treinta y ocho años. Al principio de su carrera gozaba de una plaza a tiempo completo, pero tuvo que optar por el tiempo parcial cuando llegaron sus hijos. “Entonces, el monto de mi pensión será menor que si hubiera trabajado a tiempo completo.” También teme tener que trabajar hasta los 67 años: “Hay que darse cuenta de que, en nuestro oficio, uno está siempre de pie. Cuando ponemos a un bebe al seno de su madre, estamos inclinadas; a nivel de la espalda, comienza a ser sensible.” Evoca también que “con la edad”, hay más dificultades de concentración. “Hacer dos cosas al mismo tiempo, no es posible”. Así que Carine no se imagina tener que trabajar todavía siete años más.
Muchas mujeres trabajadoras, y también muchos jóvenes en la calle. Manon, de 22 años, es estudiante. En Bélgica, la enseñanza está regionalizada, y en la Federación Wallonie-Bruselas, la ministra Valérie Glatigny quiere “reformar” la enseñanza francófona. “¡La ministra miente cuando dice que su reforma no tendrá ningún impacto entre los profesores o los alumnos! Es falso. Tan solo en el ATA (Instituto de enseñanza de artes técnicas, ciencias y artesanía, en Namur-Ndlr), van a ser suprimidos catorce puestos de profesores de los 200 existentes y 57 jóvenes ya no podrán seguir los estudios de sus sueños en el séptimo año calificador. Detrás de estas cifras, se trata de trayectorias rotas en pleno vuelo. La ministra miente cuando dice que “nadie ha entendido nada”, que hay que calmarse y que toda ira bien. No, señora Glatigny: ¡usted intenta destrozar el futuro de los jóvenes!”
¿Y ahora?
“¿Nos dirigimos hacia un diálogo de sordos, o incluso a un bloqueo del país?” Así muestra su inquietud la radio-televisión belga de la Comunidad francesa (RTBF).
Tomando en cuenta la dimensión de la cólera expresada en las calles, Thierry Bodson, presidente de la FGTB, denuncia: “No le pueden pedir a una enfermera, o a un policía, o a un trabajador de la basura trabajar hasta esa edad. Es inaceptable.” (RTBF el 13 de febrero). Hace un llamamiento a una “huelga general” de 24 horas para el 31 de marzo. Iniciativa retomada por la central sindical cristiana CSC.
Recordando las movilizaciones del 2014, Bodson añade: “En esa época se decía siempre que había que ir gradualmente a más. Pero una vez llegados a la huelga general, estábamos un poco en un impase: “¿qué vamos a hacer después?” Les puedo asegurar, aunque no lo voy a decir detrás de este micrófono, que tenemos ya ideas para el después del 31 de marzo.”
En las reuniones sindicales, como en la manifestación, muchos militantes se interrogan: “¿Por qué tan tarde… y por qué 24 horas… ya estábamos en huelga 24 horas este 13 de febrero? Sobre todo… que los trabajadores postales ya están en huelga ilimitada y que las movilizaciones son masivas, desde hace semanas, en la enseñanza.
Muchos saben que las “jornadas de acción” sin futuro no permitirán doblegar a De Wever. Todos recuerdan la liquidación de la fábrica de Audi en Forest, que hundió a 4 500 familias obreras en la miseria. “¡Huelga general hasta el final!”, proclama una pancarta anónima el 13 de febrero, pancarta que Le Soir escogió para su página principal en su edición del día siguiente.
Los Trabajadores postales se movilizan
“Es necesaria una huelga de todos los sectores”
Los piquetes de huelga bloquean la entrada a los centros de clasificación en Valonia y en Bruselas y el movimiento se extiende a Flandes.
Los trabajadores de BPOST -los correos belgas- rechazan los proyectos de reorganización de la dirección, que apeló a la justicia para intentar romper los piquetes de huelga.
Un alto responsable sindical de la federación Transcom Poste de la central cristiana CSC muestra su inquietud: “Es imperativo encontrar soluciones a este conflicto. Si no, vamos verdaderamente hacia el fin del diálogo social tal y como lo hemos conocido desde hace más de veinte años. Y claramente, los piquetes de huelga están decididos. (…) Quieren ir hasta el final”
Jean-Pierre, que trabaja en el centro de clasificación de BPOST en Bruselas, delegado de la Central general de servicios públicos (de la FGTB), nos ofrece, como él dice, “su manera de pensar”.
“Solo quedan dos centros de clasificación que continúan sus actividades en Flandes: Gand y Anvers. El movimiento de huelga comenzó en Lieja y en Charleroi. Carteros hombres y mujeres protestan desde hace diez días contra una reorganización del trabajo propuesta por la dirección. Esta cambiaría totalmente la distribución y las rondas, que irían demasiado lejos y demasiado rápido. Los carteros observan cada vez más cómo se libra la distribución del correo a las empresas privadas. Nosotros repartimos paquetes, cada vez más pesados. Gracias a los piquetes de huelga, hemos bloqueado la distribución del correo en Lieja, Charleroi y ahora en Bruselas. Queremos una huelga general hasta au finish (1), y eso comienza a germinar. En Awans (centro de clasificación de Lieja -Ndlr), una banderola lo proclamaba y, después de la manifestación del 13 de febrero, eso resuena en el ambiente.”
Le preguntamos a Jean Pierre lo que piensa de las “huelgas rotatorias” (2)
Respuesta: “Es ridículo, y no ayuda al mundo del trabajo. Es dinero desperdiciado. ¡Es necesaria una huelga de todos los sectores, una huelga hasta el final incluyendo al norte y al sur!
Comentarios recogidos en el piquete de huelga por nuestros corresponsales.
(1) Es decir, la huelga ilimitada
(2) En Francia, se diría “jornadas de acción saute-mouton” (juego infantil que consiste en saltar por encima de otro niño – Ndlt)
La redacción de La Tribune des Travailleurs agradece a sus corresponsales en Bélgica haberles permitido realizar este reportaje.
