« Una nueva guerra colonial que no quiere decir su nombre »

El 19 de septiembre en la tribu de Saint-Louis, dos jóvenes kanak de 29 y 30 años fueron abatidos por el Grupo de intervención de la gendarmería nacional (GIGN). El Frente de libe ración nacional kanak y socialista (FLNKS) denuncia “los métodos bár baros y humillantes utilizados por la fuerza del orden, que no vaciló en proceder a una ejecución sumaria de uno de los jóvenes.” Desde el mes de abril, trece personas perdieron la vida, esencialmente de pertenencia kanak. A eso hay que añadir el cubre fuego, la intervención militar, el arresto de una docena de responsables de la Célula de coordinación de las acciones sobre el terreno (CCAT) y su transferencia a las prisiones en Francia, a 18,000 Kiló metros de su tierra. “Esos métodos de otros tiempos son desgraciadamente los que fue ron trasplantados en Argelia por el ejército francés”, denuncia el universitario Antoine Leca, en donde ve “el primer acto de una nueva guerra colonial que no quiere nombrarse a sí misma, pero que muestra ya su ros tro”. Por su lado, Isabelle Leblic, antropóloga en el Centro nacional de investigación científica (CNRS) nos recuerda que “hay un rechazo colonial, una negación de los derechos de los pueblos autóctonos. No que remos creer que Francia tiene aún colonias” (Reporterre del 18 de septiembre). Pero es un hecho: Desde la colonización francesa en 1853, al pueblo kanak se le niegan sus derechos a la autodeterminación. Diezmados por la colonización de poblamiento, estacionados en reservas y expuestos en “parques zoológicos humanos” en la metrópoli y oprimidos por el Código del Nativo, los kanak han sufrido cien to sesenta años de opresión y de humillación, contra los cuales no han dejado de rebelarse. Pero el imperialismo francés se rehúsa obstinada mente a deshacerse de esta posesión colonial. Eso, para asegurarse el con trol de un subsuelo que reboza de níquel, aunque también para preservar su base militar (en plena expansión), punto estratégico en los preparativos de la guerra contra China. En visita en Noumea en julio del 2023, Macron martilleaba frente a una multitud de colonos que “Francia es más bella con Nueva-Caledonia”. En abril del 2024, su proyecto de ley sobre “descongelamiento del cuerpo electoral” – permitiendo a los metropolitanos llegados recientemente votar – pretendía colocar aún más en minoría al pueblo kanak en su propia tierra. El 13 de abril, 60,000 manifestantes desfilaron en Noumea contra el proyecto de ley (por una población total de 271,000 habitan tes). Es en ese momento en el que Macron decidió pasar al acto por la mano fuerte. Contra la represión colonial, los trabajadores franceses sabrán colocarse a los lados del pueblo kanak oprimido y exigir al gobierno de Macron el retiro de las tropas, la liberación de los prisioneros y el regreso a su país. El pueblo kanak tiene el derecho de decidir libre mente su futuro y de separarse de Francia si así lo decide.

Dominique Ferré