COREA DEL SUR La clase obrera derrota a la ley marcial

La secuencia de los eventos

7 de diciembre. El Parlamento es sometido a una moción destinada a la destitución del
presidente. Un millón de manifestantes se aglutinan frente al edificio. Los diputados del partido del
presidente (Partido del Poder del Pueblo, PPP) boicotean el escrutinio. En aplicación de la
Constitución, queda invalidado por falta de cuórum. Yoon Suk-yeol permanece como presidente.
8 de diciembre, 11 horas. El Primer ministro y el dirigente del PPP hacen una declaración
afirmando que para “estabilizar la situación política”, garantizan la dimisión anticipada del
presidenteYoo Suk.
8 de diciembre, 15 horas. La HKCTU publica un comunicado:“No podemos depositar
nuestra confianza en los complotistas de Estado para dirigir al gobierno. Eso quiere decir que un
partido implicado en la insurrección y sus cómplices pretenden que van a solucionar la crisis
política” Poniendo en entredicho a los diputados del PPP, el comunicado continúa:“Ellos también
son sospechosos en la investigación sobre el golpe de Estado. Permitirles gestionar las
consecuencias del intento de golpe de Estado de Yoon, es como dejar al gato cuidar la pescadería”.
Acabamos de ver lo que pasó el sábado. El pueblo estaba en las calles para exigir la retirada de
Yoon. Y basta con que los diputados de su partido no estén presentes para que puedan guardar el
poder. Y ahora, se habla de un período de transición con un Primer ministro que conserva todos los
poderes. Estas instituciones protegen a los golpistas.

“Necesitamos una nueva república de la democracia y del trabajo”


La comedia política alrededor del anuncio de la ley marcial fue resuelta en seis horas. La
movilización masiva de la población bloqueó el intento de Yoon Suk-yeol.
La última vez que la ley marcial ha sido impuesta, fue en 1980. Hubo en esta ocasión una terrible
masacre de estudiantes y de trabajadores en Gwanjiu. Todos los coreanos conocen esta verdad
histórica: el ejército disparó contra su propio pueblo. Lo aprendemos en los manuales escolares, y
nadie quisiera revivir ese período.
Si la arremetida actual había sido meticulosamente preparada por el presidente y sus allegados, la
capacidad de ejecución era inexistente. La razón de ello es que la nación entera rechazó la dictadura
militar y los golpes de Estado del pasado. Los soldados han crecido escuchando hablar de la
masacre de Gwangju casi todos los días.
Es también y sobre todo porque este régimen es rechazado. Ha habido muchas huelgas en el
último período, en particular, la huelga histórica de los trabajadores de Samsung en julio del 2024.
También hay represión, por ejemplo, contra el sindicato del transporte o contra los trabajadores
subcontratados de Daewoo Shipbuilding. El presidente se había hecho el campeón de la semana de
trabajo de sesenta y nueve horas y de la reducción de salarios. Todas las condiciones estaban
reunidas para un enfrentamiento.
La confederación sindical KCTU reaccionó en pocas horas al anuncio de la ley marcial. La clase
obrera está en la vanguardia de la lucha por la democracia. Las publicaciones en Twitter son
interesantes desde el punto de vista de los cambios en la imagen de los sindicatos. Hay quienes
hablan de cómo, el 7 de diciembre, los miembros del KCTU forzaron el paso contra los policías
para dejar circular al cortejo de los manifestantes.
Los jóvenes comienzan a comprender la importancia de los sindicatos en este tipo de situación.

Otros explican que, en caso de peligro, hay que ir hacia las banderas de los sindicatos, ya que tienen
la fuerza para proteger a los manifestantes.
El 4 de diciembre, el presidente tuvo que retroceder, aunque este asunto no está terminado. En el
Parlamento, los partidos discuten de cómo destituir al presidente. Esa no puede ser la solución. Las
instituciones son la herencia del período de la dictadura, no les podemos hacer confianza. La
destitución es un proceso largo, complejo e incierto. El presidente puede permanecer en su lugar
durante meses.
En realidad, lo que estáen juego, a partir de la lucha por la destitución – que no es otra cosa que
una lucha por la democracia –, es la lucha por una sociedad favorable a los trabajadores, como dice
la confederación.
La huelga general debe hincar sus raíces, extenderse. No para apoyar el procedimiento de
destitución en este Parlamento, sino para echar fuera a este gobierno y a este régimen. Ya es tiempo,
después de nuestras múltiples luchas, de realizar loque no se hizo en lo que llamamos la revolución
de las velas, un intento en el 2016 para echar fuera a la presidenta corrupta. El presidente debe salir,
es cierto, pero más allá de ello, es necesaria una nueva república de la democracia y del trabajo.
Hay que saber que el país está bajo presión permanente. En nombre de la lucha contra el Norte,
decenas de miles de soldados estadounidenses están todavía presentes en nuestro suelo. Este
régimen depende de las autoridades estadounidenses. No es una casualidad si, para justificar su
golpe de fuerza, el presidente evocó el combate contra la Corea del Norte, en el momento en que el
gobierno estadounidense compromete cada vez más a nuestro país en su guerra contra China.
La lucha por la democracia apenas ha comenzado.


Con nuestros corresponsales
Jung Sikhwa y H. J.