URGENT

ITALIA « Los barrios pobres y desfavorecidos económicamente y culturalmente son los más afectados »

Reporte n° 9 

ITALIA 

Autor : La redacción de Tribuna libera Fecha : 29 de diciembre de 2020 

1/ ¿Cuáles son las consecuencias de la crisis sanitaria para la población, en particular para la clase obrera? ¿Cuál es el impacto del covid sobre el empleo? ¿Cuántos trabajos se han perdido? 

El coronavirus, y en particular los periodos de confinamiento, crearon un verdadero problema económico y social que ha alcanzado a la clase obrera y a la clase media. Como resultado de los decretos del presidente del Consejo de ministros del gobierno, numerosas actividades comerciales y artesanales, entre otras aquellas ligadas al turismo, al espectáculo, a la cultura y que relevan del auto empresariado debieron cerrar durante varios meses y todavía muchas siguen cerradas. Para los trabajadores que forman parte de esas categorías profesionales, el gobierno previó un dispositivo “de indemnización”, es decir, pequeñas compensaciones puramente simbólicas que muchos de ellos todavía no han recibido. 

Mientras tanto, los trabajadores precarios y/o clandestinos que vivían ya en la pobreza perdieron su trabajo y encontrarán difícilmente otro. Para ellos, ninguna indemnización, mismo si algunas comunas y regiones de manera dispersa dispensaron fondos del todo insuficientes para aumentar el número de boletos-comida o pequeñas ayudas a los desempleados. 

Desde el principio del empresas quebraron y otras 600 000 están en rojo; se añaden a ellas 150 negociaciones de 020, 90 000 crisis llevadas a cabo con el ministerio de Desarrollo (las empresas más conocidas son Ilva, Alitalia, Alcova, Whirlpool…). En 2019, se contabilizaban 4,6 millones de pobres, en 2020, con la covid, su número ha aumentado a un millón. ¿Quién recurre a Caritas, al banco de alimentos y a los restaurantes de ayuda social? [organizaciones caritativas -ndlt]. Esos que han perdido su trabajo, los pequeños comerciantes y artesanos que tuvieron que cerrar, aquellos que trabajan de manera clandestina, los que tienen Contratos de Duración Determinada (CDD), y los trabajadores ocasionales. Es evidente que los barrios pobres y desfavorecidos económicamente y culturalmente son los más afectados: imposibilidad de aislar [al contagiado – ndlt] en los exiguos departamentos, dificultad o imposibilidad de recurrir a las autoridades de salud para la prevención y los cuidados. 

El gobierno, temiendo la reacción de los trabajadores, se vio forzado a bloquear los despidos hasta el mes de marzo del 2021 y a no reducir los salarios. Esa medida no modificó por supuesto la situación de miles de trabajadores forzados a inscribirse y ser controlados en los establecimientos públicos con carácter administrativo encargados del desempleo donde reciben una indemnización media de aproximadamente 40% del salario, pagado siempre con mucho retraso. El Smart-working (teletrabajo y otras formas nuevas de trabajo, ndlr), que ciertamente les permitió a muchos asalariados continuar trabajando, al no estar reglamentado, ha conducido a aumentar la masa de trabajo o bien el número de horas trabajadas. En el Smart-working son las mujeres las más penalizadas (como por los despidos), ya que son ellas las que asumen mayoritariamente las tareas domésticas. Al final del periodo de prohibición de despidos, se perderán 300,000 empleos y el riesgo es grande de perder un millón en 2021. 

2/ ¿Es posible disponer de cifras de muertos entre los trabajadores en general y particularmente entre los trabajadores que están en primer afila incluidos los médicos y otro personal de hospitales? 

Con fecha del 13 de diciembre, Italia puede “presumir” el alcanzar un 

terrible récord: el del país de Europa en donde se cuenta el mayor número de muertos: 64,520 desde el principio de la epidemia. 

A principios de diciembre, se contabilizaban más de 28 000 enfermeros(as) infectados en su lugar de trabajo y 56 muertos; el 13 de diciembre eran 257 médicos fallecidos de los cuales 78 en el curso de la segunda ola. Esos contagios y esas muertes se deben, en principio, a la ausencia de protección o a una protección insuficiente (batas médicas, mascarillas, guantes, lentes de protección), y al retraso en los diagnósticos y en el seguimiento. En este momento, los contagios y los fallecimientos aumentan de manera inquietante entre los profesores y el personal de los establecimientos escolares. La tasa de contagio es ahí más elevada que en otras partes, lo que prueba que ese personal está más expuesto (a mitades de noviembre, se contabilizaban 21 000 contagios entre el personal de los establecimientos escolares y más de 80 000 estudiantes contaminados). En total, de enero a octubre, 66 781 personas (cifra del Inail) se han contagiado en su lugar de trabajo, y por supuesto el personal de la salud es el más afectado. 

3/ Cuáles son las medidas tomadas por el gobierno para enfrentar la pandemia, cuales no fueron tomadas? ¿Las reducciones de salarios han sido impuestas por los patrones y los gobiernos? 

A finales del mes de enero, el contexto prepandémico era conocido, pero la respuesta organizada no apareció nunca y es eso lo que provocó el desastre del mes de marzo. Para enfrentar la epidemia hubiera sido necesario, antes que nada, detener las cadenas de montaje, organizar una detección en masa, incluso detecciones rápidas y un seguimiento retroactivo que tomara como punto de partida los quince días antes del contagio. La decisión de no detener las cadenas hizo perder el control de la situación. No hubo una selección ad-hoc (incluyendo los hospitales militares a disposición) con personal protegido y capacitado para detectar los casos de covid, aislarlos; de esa manera el virus entró en los hospitales y en las residencias para personas de edad avanzada. 

Eso se produjo porque la medicina de “territorio” no se instaló, los hospitales se llenaron mientras que era necesario impedirle al virus penetrar. En los meses siguientes, nunca fue instalada una organización sanitaria, no obstante, necesaria. Poco antes del verano [en el hemisferio norte -ndlt], el gobierno comenzó a decir “que era necesario vivir con la epidemia”. Ese nuevo slogan (antes de eso la intención anunciada era de limitarla, de aislarla en los hogares, impedir su propagación) marcó una renuncia: con la llegada del verano, todas las actividades fueron reabiertas para relanzar el turismo y la economía. Se ignoró que los jóvenes, aunque no solamente ellos, pueden ser vectores particularmente peligrosos y se permitieron las reuniones como si no hubiera ningún peligro. Así, el virus penetró en las familias. Si en marzo el virus estaba presente solamente en pocas regiones del centro-norte (Piamonte, Lombardía, Valle de Aosta, Venecia, Emilia Romana), después del verano se repartió en todas las regiones, y ya no fue posible hablar de “focos circunscritos”. Las decisiones debieron haber sido tomadas anticipadamente, rápido y bien. Las decisiones oportunas deberían apoyarse en un buen sistema de salud público que cuente con los fondos necesarios para su buen funcionamiento, ese no fue el caso. 

Al contrario, el sistema de salud italiano apareció como un terreno fértil a la propagación de la epidemia. Son los cortes organizados por los gobiernos sucesivos durante los últimos 30 años la causa de ello. Menos hospitales, supresión de camas, supresión de miles de puestos de médicos y enfermeras, privatizaciones y el fin de la medicina de territorio. No es por casualidad por otro lado que las provincias en las cuales el número de muertos ha sido la más elevada (Brescia, Bérgamo, Cremona, Lodi) son aquellas que tienen el menor número de médicos, proporcionalmente. Hay una desorganización total en los test [pruebas de detección] (hisopos imposibles de encontrar al principio, test cuyo resultado se retrasa teniendo como consecuencia un retraso en el aislamiento de los enfermos y en su seguimiento). 

A partir del 10 de octubre, el seguimiento está fuera de control, aquellos que están contaminados circulan libremente a causa de la ausencia de test o de su retaso (citas y resultados), las solicitudes de aislamiento son prescritas con retraso, los enfermos positivos continúan trabajando… Mientras que en el sector privado es posible llevar a cabo un test con una rapidez sorprendente pagando, el servicio público renuncia a efectuar test de control para las personas que han estado enfermas, ellas pueden entonces retomar una vida social normal después de algunos días sin síntomas. El mismo problema aqueja a las escuelas, en dónde los test, el seguimiento, el cierre de clases y la decisión de aislamiento fueron instaurados con retraso. 

Todas las regiones anunciaron un aumento de número de camas en los hospitales para los enfermos de covid, pero son puestos sustraídos a los otros servicios que desde hace meses disminuyeron su oferta de cuidados a los enfermos. 

Las listas de espera para exámenes o intervenciones quirúrgicas, ya muy largas, son sin fin, aún para los casos graves (cánceres, enfermedades cardíacas) y la prevención brilla por su ausencia totalmente. Se han visto situaciones alucinantes: filas de espera durante horas en los hospitales con ambulancias que no pueden acceder a las urgencias (muchas de ellas se envían de un hospital a otro, incluso hacia otra ciudad), camas en los corredores, enfermos en el suelo, falta de médicos, de enfermeras, batas de protección para el personal. El gobierno decidió reabrir las escuelas, bajo una total seguridad, en septiembre, declarando que la escuela era fundamental, pero no organizó los espacios y una distanciación realmente eficaz – aún peor, redujo el espacio obligatorio entre los alumnos definido en las normas precedentes tanto en las clases como en los comedores, el número de alumnos no disminuyó – (*), no redujo los horarios de cursos, ni proporcionó mascarillas adaptadas a los alumnos y a los profesores. No hubo incremento de transportes públicos, a pesar de las declaraciones de buenas intenciones y para llegar a la escuela, miles de niños se amontonaban en los autobuses y en los tranvías, transmitiendo de esta manera el virus. Esto a pesar de que miles de autobuses están parados en los garajes privados a causa de la ausencia de turistas. Llegamos luego a la enseñanza a distancia empezando por las universidades, las clases de enseñanza superior y al fin en la secundaria a partir del quinto grado. 

Los diferentes tipos de confinamiento “aligerado” no aporta un real mejoramiento de la situación. El gobierno y las regiones se renvían las responsabilidades y las decisiones que hay que tomar, lo que crea reglas poco claras y confusas que algunas veces se contradicen, mientras que las diferentes asociaciones de médicos demandan el regreso a un confinamiento completo. La segunda ola de la pandemia es dramáticamente peor que la primera. Sin embargo, desde el mes de febrero, el gobierno y las autoridades tuvieron 6 meses para contratar personal, organizar pruebas de detección masivas, aislar a los enfermos y planificar seriamente el seguimiento. 

4/ ¿Cuáles son los nuevos ataques lanzados contra los derechos de los trabajadores y la democracia por los patrones y los gobiernos durante este año? 

La consigna de los patrones y del gobierno es la de “aprovechar la ocasión de la pandemia”. La ocasión para despedir, reducir los salarios, aumentar las horas de trabajo, destruir los derechos de los trabajadores y disminuir los espacios democráticos. Sobre todo, en las pequeñas empresas, dónde el sindicato es inexistente, los golpes fueron más duros: con el chantaje del despido, los patrones llegaron incluso a forzar a trabajar a los asalariados caídos en el desempleo. Hay que decir que, hasta el presente, no han podido llegar al final de sus intenciones. En efecto, la huelga del mes de marzo en las grandes empresas forzó al gobierno la decisión del bloqueo de los despidos, medida que de prórroga en prórroga corre ahora hasta el 31 de marzo de 2021. Esta decisión aleja por el momento el chantaje de los despidos y disminuye la presión sobre los trabajadores, así como el deterioro de sus condiciones de trabajo. Estamos por el momento en un periodo de preocupación en el cual, sin embargo, son los trabajadores precarios quienes pagar el precio de la crisis, mayoritariamente las mujeres y los jóvenes. Como es difícil atacar en un plano nacional lo que queda de las conquistas obreras, los patrones buscanir de negocio en negocio por contratos que dejan constancia de la disminución de los salarios y la degradación de las condiciones de trabajo. El gobierno tiene necesidad de disminuir los espacios de la democracia en los cuales podría insertarse el combate de los trabajadores. Este ataque a los espacios de la democracia fue posible por la reducción del número de parlamentarios que se aplicará en las nuevas elecciones. Menos diputados y una presencia ciertamente limitada a tres o cuatro partidos en el parlamento, va a reducir el tiempo necesario al voto de las leyes antiobreras. Por otro lado, la consecuencia de la Autonomía diferenciada (regionalización) si se lleva a cabo, llevaría a la creación de 20 legislaciones y contratos de trabajo diferentes (uno por región), permitiendo hacer pasar a nivel regional los golpes que no pueden ser asestados a nivel nacional. ¿Qué pasará después del 31 de marzo? Se prevé una pérdida del 7% de los puestos de trabajo, es decir, de casi un millón de empleos. Según theitaliantimes.it, eso condenaría no solamente a los trabajadores despedidos, sino a toda la economía italiana. El gobierno teme que después del 31 de marzo el combate de los trabajadores se reabra contra los despidos, contra los ataques contra el derecho al trabajo y a la democracia. 

5/ Desde hace años, la cantidad de trabajadores del sector informal aumenta sin cesar. Es necesario que el combate contra el trabajo precario conduzca al movimiento sindical a reflexionar sobre la organización de estos trabajadores. Los que trabajan en el sector informal pagan muy caro la crisis sanitaria. ¿En qué situación se encuentran desde marzo de 2020? ¿Qué reacciones ha provocado esta situación? 

Existen muchas categorías de trabajadores informales o precarios: los que tienen un contrato de duración limitada, los interinos, los que trabajan bajo falsas declaraciones de la TVA, los socios de las cooperativas, los que trabajan de manera clandestina, etc. Todos tienen en común el no tener ninguna garantía de empleo y son de esa manera sometidos a toda suerte de chantajes. Los que pertenecen al sector informal son los menos favorecidos; las cifras del Istat muestran que en octubre del 2019 a octubre de 2020 la reducción de empleos en ese sector ha sido de 473 000, entre los cuales 381 000 contratos de duración determinada. Existen trampas en la declaración de impuestos que esconden los empleos no declarados, con falsos contratos de trabajo y salarios particularmente bajos. Los trabajadores precarios, cuya actividad no se detuvo durante el confinamiento se han visto presionados para aumentar las cadencias, presionados por una promesa de contratación o el chantaje de la negativa a renovar el contrato. Desgraciadamente los sindicatos confederados no hacen casi nada para organizar a esos trabajadores (fuera del sector escolar en donde una jornada nacional de movilización fue organizada a mediados de octubre). Sería necesario que los sindicalistas se dirigieran hacia los trabajadores para discutir, como en la película “el pan y las rosas”. El sindicato Sicobas es el único que llegó a organizar a los trabajadores precarios (obreros de las cooperativas que cargan y descargan los camiones en las plataformas de tránsito). Por su combate, los trabajadores de ese sector lograron arrancar aumentos de asalario y mejores condiciones de trabajo. Sin embargo, la organización de estos trabajadores precarios se limita a ese sector, al de los establecimientos escolares y otros servicios públicos. ¡Podemos imaginar lo que llegaría a suceder si los sindicatos confederados tomaran en sus manos la organización de los trabajadores precarios como lo ha hecho Sicobas! La organización y la lucha tienen su premio: los repartidore precarios de la plataforma de reparto a domicilio Just.it lo prueba: ganaron un contrato de trabajo verdadero, un salario horario y todas las protecciones de un verdadero contrato de trabajo. 

6/ Son las mujeres las que han sido las más afectadas. Son ellas las primeras a perder su empleo, la últimas a ser nuevamente contradas cuando las empresas abren nuevamente sus puertas. Debieron ocuparse de los niños que estuvieron privados de escuela. Con el confinamiento, las violencias domésticas han aumentado. ¿Qué formas han adoptado? ¿Cuáles han sido las movilizaciones para defender los derechos de las mujeres trabajadoras? 

En Italia, las mujeres trabajadoras son doblemente golpeadas por la pandemia, sus consecuencias, y las medidas tomadas ́por el gobierno. La doble explotación que sufren se revela de manera aún más evidente y dramática. Muchas veces trabajan en los sectores donde el nivel de peligrosidad es el más elevado (el 64.4 % de los asalariados del sector salud y el 83.8 % de los asalariados de la ayuda social a domicilio son mujeres). En el curso del segundo trimestre del 2020, 470 000 mujeres perdieron su empleo contra 370 000 hombres. Esto es así porque frecuentemente se emplean en el turismo, la restauración, el comercio al menudeo y el trabajo doméstico, sectores que han registrado cierres con más frecuencia. Las mujeres no se han visto beneficiadas con las ayudas al desempleo, ni del decreto que prohíbe los despidos. La carga de trabajo de las mujeres que continuaron con su actividad profesional en casa aumentó de manera exponencial. La repartición entre el tiempo de trabajo profesional y tiempo de trabajo familiar se degradó, ellas tenían muchas veces a su cargo el seguimiento escolar de sus hijos y la asistencia a los ancianos. Durante el confinamiento, por causa de la quiebra del sistema de asistencia social, es sobre sus espaldas que ha sido recargado el cuidado de los niños. A eso se añade una situación explosiva debido a las condiciones de aislamiento en los cuales se encuentran. Durante los meses de confinamiento las violencias contra las mujeres, las denuncias por maltrato han visto un aumento terriblemente inquietante. En un periodo de diez meses, se totalizan 91 feminicidios, una mujer cada tres días; hay que añadir que, durante los primeros meses de confinamiento, el 80% de las mujeres asesinadas vivían bajo el mismo techo que su asesino. Para esas mujeres su casa, lugar de refugio, se volvió una trampa mortal. 

Las medidas tomadas por el gobierno para ayudar concretamente a las mujeres son insuficientes. Ningún refuerzo de los servicios de intervención, de ayuda, ninguna ayuda pecuniaria inmediata. En Italia, hay aún mujeres que esperan el pago de su ayuda de desempleo del mes de abril. El gobierno ha puesto en práctica muy pocas medidas, totalmente insuficientes, como la licencia parental retribuido solmene en un 50% del salario. De hecho, esta posibilidad, muchas veces, no ha podido ser obtenida por las mujeres a causa de sus salarios demasiado bajos. Cuando hay supresión de puestos de trabajo, las mujeres desaparecen totalmente. 

7/ Con las nuevas tecnologías los capitalistas desmantelan las relaciones en el trabajo, reestructuran las empresas y destruyen los empleos. ¿Qué consecuencias y qué amenazas pesan sobre las relaciones en el trabajo en el próximo periodo venidero? 

Millones de trabajadores han tenido que trabajar en sus domicilios por la pandemia. Después de los primeros meses del confinamiento, el trabajo a domicilio se mantuvo, y aun hoy en día millones de trabajadores no han regresado a sus lugares de trabajo. Eso se traduce en la mayor parte de los casos en una aceleración de la explotación: horarios no definidos, ausencia de pausas, dificultad para respetar los días de descanso y los días de fiesta. Teóricamente, la ley prevé las mismas condiciones, los mismos horarios y los mismos derechos. Pero en la práctica los patrones tienden a asignar a sus trabajadores tareas precisas, lo que los lleva a trabajar más allá de los horarios reglamentarios. 

Por lo pronto, con el decreto en vigor sobre la prohibición de despidos, los trabajadores que tienen un contrato de trabajo en regla no tienen de qué inquietarse. Pero después, si ese decreto fuera suprimido, los patrones podrían servirse del trabajo a domicilio para suprimir millones de puestos. Es lo que denuncia el sindicato de Milán (del PD): “las empresas están reflexionando en un plan que llaman “plan de eficacia”, una manera dulce de decir “plan de despidos”. 

Hay que añadir a eso que el Smartworking presiona a los trabajadores a evitar reunirse en los bares y restaurantes que muchas veces tienen un convenio con las oficinas. En realidad, decenas de miles de trabajadores de esos bares y restaurantes han debido quedarse en casa porque los locales han debido cerrar. Los que poseían un contrato de trabajo en regla pudieron recibir indemnizaciones al desempleo (más o menos las 2/3 partes del salario), pero los que trabajaban de manera clandestina lo perdieron todo. 

8/ ¿Qué posiciones han tomado las organizaciones de trabajadores y sus direcciones? ¿Cuáles han sido las reivindicaciones? ¿Cuál ha sido su actitud respecto de los planes elaborados por los patrones y los gobiernos? 

Es necesario distinguir las reacciones “desde abajo” de las “de lo alto”. “En lo alto”, los dirigentes sindicales han buscado por todos los medios aplicar una política de “entendimiento general”, de acuerdo con el gobierno, los capitalistas y las organizaciones de los trabajadores. Afirmaron “que, para salir de la crisis, hay que estar todos juntos, haciendo un bloque”. Han buscado frenar toda manifestación, toda movilización, por ejemplo, aquella por el cierre de fábricas (contra el contagio) o aquellas para exigir los medios presupuestarios necesarios para la salud, o para proteger a los médicos y a las enfermeras, o incluso aquellas para exigir un regreso a clases con respeto a las reglas sanitarias. 

Pero “desde abajo” las movilizaciones han buscado tomar la vía opuesta: la que consiste en ganar en el combate por las reivindicaciones. Los combates más importantes han sido los del mes de marzo en las grandes fábricas del norte, en las cuales los trabajadores se pusieron en huelga espontáneamente. El sindicato no apoyó las huelgas, simplemente solicitó la negociación de un “protocolo de seguridad” con los capitalistas y el gobierno. Se firmó un primer protocolo, pero los obreros exigían el cierre de las fábricas, y para aquellas que no podían cerrar, exigían medidas de seguridad más importantes. De esta manera, los obreros se pusieron nuevamente en huelga y forzaron a la dirección de la Fiom de Lombardía (CGIL metal/mecánica) a tomar posición a favor de la huelga. Es así como la mayor parte de las fábricas tuvieron que cerrar y que se firmó un nuevo protocolo de seguridad. 

Es gracias a la fuerza de esas huelgas que el gobierno decretó la prohibición de los despidos. 

En el sector salud también hubo una huelga nacional el 8 de junio, convocada por los sindicatos. En las semanas que precedieron y que siguieron a esta huelga se desarrolló un movimiento reagrupando a padres y profesores por el regreso a clases con el respeto necesario a las medidas sanitarias. Se realizaron asambleas en línea, y el 26 de junio, mítines públicos en 60 ciudades. Este movimiento, aunque en línea, continuó denunciando la política del gobierno quien, durante el verano, no tomaba las medidas necesarias. Al final, el gobierno debió tomar algunas medidas limitadas, ciertamente insuficientes, pero reales: los salones de clase abarrotadas fueron divididas en dos y los puestos de los profesores se duplicaron; el personal encargado del mantenimiento y de la asistencia aumentaron su número; las escuelas recibieron el presupuesto necesario para implementar las condiciones de seguridad sanitaria. Pero el gobierno no organizó un verdadero seguimiento con test masivo, ni control. A finales de septiembre, bajo presión de los capitalistas, el gobierno estudiaba la posibilidad de terminar con la prohibición de despidos. Pero la reacción de los trabajadores, en particular la de los obreros de la siderurgia de Genova, quienes descendieron espontáneamente a las calles contra el despido de tres obreros y la suspensión de 200 otros, colocó en evidencia el peligro de una revuelta. Es por ello que la prohibición de despidos fue prorrogada hasta el 31 de marzo del 2021. 

Los dirigentes sindicales, más particularmente Landini, secretario general de la CGIL, continúan reclamándose del “entendimiento general”, pero la lucha de clases sigue a la orden del día tanto más en cuanto que son anunciados un millón de despidos a partir del momento en que el decreto sea suprimido.  

(*) En muchos países de Europa los alumnos en las escuelas primarias, secundarias, bachilleratos y en las universidades almuerzan a medio día en los comedores escolares [ndlt] 

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